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El Sidi Saler, el hotel de lujo de la Valéncia, se asoma a su final

Agosto 06, 2022 0
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La apuesta del primer edil de Valéncia, Joan Ribó (Compromís), siempre ha sido la de derribar el edificio. El Ayuntamiento da por caducada la licencia ambiental del establecimiento y apunta al Ministerio para su derribo. Los vecinos y el PP exigen otros usos para el inmueble.

El Sidi Saler, un hotel de lujo en plena Albufera, lleva cerrado desde 2011, pero ahora, 11 años después, se asoma al abismo de su final definitivo. El Ayuntamiento de Valéncia ha declarado la caducidad de la licencia ambiental del establecimiento y esta podría ser la puntilla para un local que en su día alojó a artistas como Tina Turner o Sting, a los ricos que se dejaban caer por la Copa de América, o incluso a Lance Armstrong, que se sometió a una transfusión irregular de sangre en una de sus habitaciones, como contó Víctor Romero en este artículo.

El complejo, en un entorno privilegiado, imán en su día para gente adinerada y famosos, sin actividad perdió su halo de esplendor. El deterioro del edificio es palpable. Los desconchones y desprendimientos en la fachada y en los balcones indican que hace años nadie franquea el hall. Y el último movimiento del Ayuntamiento anticipa el adiós del hotel. Sin licencia ambiental, los propietarios, Divarian (BBVA) y Coral Homes (Caixabank), no pueden retomar la actividad hotelera, a pesar de que habían mostrado su disposición a hacerlo.

La apuesta del primer edil de Valéncia, Joan Ribó (Compromís), siempre ha sido la de derribar el edificio y renaturalizar el espacio y en esa misma idea insistió este martes el alcalde en funciones, Carlos Galiana. El argumento que esgrime el Consistorio para declarar caducada la licencia es que el establecimiento ha cumplido más de dos años sin actividad alguna, el supuesto previsto por la normativa. Además, Galiana puntualizó que el edificio se encuentra fuera de Ordenación Sustantiva, lo que “condiciona las licencias que se le pueden otorgar desde la administración pública y que son las de obras de conservación y mantenimiento”, en referencia a la intención de los propietarios de volver a abrir las puertas del hotel. Para que sea posible, los trabajos que habría que acometer serían de mayor envergadura.

“Se encuentra en una zona de especial protección, puesto que se construyó encima de un cordón dunar que se destruyó en los años 70 y 80. Lo lógico y lo que defendemos como Gobierno es la restauración ambiental, sobre todo en un momento en el que hay que preparar la costa ante los efectos del cambio climático”, ahondó Galiana, que señaló al Ministerio de Transición Ecológica como el responsable de la renaturalización del entorno.

Y efectivamente, en los planes futuros del espacio mucho tiene que decir el Gobierno central, pero todavía no se sabe qué. Costas expropió en su día el edificio por estar construido en el dominio público marítimo terrestre y a cambio otorgó una concesión de explotación por 30 años prorrogable por otros tantos. “Sin licencia, la concesión decae”, explicaron fuentes de la Delegación del Gobierno, y una vez se haga efectivo ese segundo trámite, “el Ministerio tendrá que decidir qué hace con el edificio”. ¿Derribará el hotel que los grupos ecologistas han bautizado como el Algarrobico valenciano?
Contra el derribo

Los que no quieren oír hablar del derribo son los vecinos. Reclaman un uso para el edificio, en concreto, que sea una residencia de ancianos. “Desde Valéncia hasta Sueca no hay ninguna, no tenemos un equipamiento así en ninguno de los pueblos del sur y si se habilitara daría servicio a la propia Valéncia y a las otras localidades”, apuntó Ana Gardolí, la presidenta de la Asociación de Vecinos de la Devesa de El Saler. Gardolí puso en duda además el gasto “millonario” de la operación. “Hay que pagar el derribo, desescombrar y volver a poner esas dunas, sin embargo, si fuera una residencia nos podríamos beneficiar todos”.

En la misma línea, la portavoz del PP en el Ayuntamiento, María José Catalá, cuestionó la decisión del Ayuntamiento, que achacó a los “caprichos ideológicos” de Ribó. La popular denunció que no se hubiese hecho caso a los vecinos y criticó el impacto en el entorno que tendría derribar el edificio. “Se generaría hasta 32.000 toneladas de escombros, lo que equivaldría a una cifra de 800 camiones desde el despacho del alcalde, en el centro de Valéncia, hasta el Sidi Saler”. Fuente

El Becario

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